martes, 29 de mayo de 2012

Comentario del escritor y catedrático Fabio Martínez




La diáspora colombiana
El pianista que llegó de Hamburgo

Por: Fabio Martínez

Universidad del Valle. Profesor titular


Jorge Eliécer Pardo © Triunfo Arciniégas



En el mundo de la literatura colombiana, existe una amplia bibliografía literaria que nos habla de la historia de los colombianos que deciden abandonar el país y se van a instalar en otra cultura. A esta historia se le conoce con el nombre de la diáspora colombiana. Pero, quizás, debido a nuestro egocentrismo provinciano, nuestra literatura le ha dedicado muy pocas páginas al proceso inverso del exilio; o sea, al proceso de la presencia de extranjeros que decidieron un día abandonar su patria y venirse a instalar al país.
De este rico proceso, da cuenta la primera novela de Jorge Eliécer Pardo, titulada El jardín de las Weismann (1977), que narra la historia de una familia alemana que huyendo de la guerra en Europa, decide venir a vivir a Colombia. Esta novela, que en su momento fue calificada por la crítica como una “novela de la violencia”,  introducía, así mismo,  otra lectura interpretativa, que no se vio en aquel momento: la referencia al viaje y exilio de los extranjeros en Colombia.
Después del Jardín de las Weismann, vale la pena citar aquí cuatro novelas que hacen parte de esta temática, contribuyendo al enriquecimiento de nuestra literatura: La otra raya del tigre (1977) de Pedro Gómez Valderrama, que narra el viaje de Geo von Lengerke a tierras santandereanas, en la segunda mitad del silgo XIX; El rumor del Astracán (1991) de Azriel Bibliowickz, que cuenta el éxodo de los judíos al país, en el siglo XX; La caída de los puntos cardinales (2000) de Luis Fayad, que describe el viaje de los árabes (mal llamados “turcos”)  a Colombia en esta misma centuria; y la reciente novela de Fernando Cruz Kronfly, titulada Destierro (2012), que retoma el tema de Fayad, a través del éxodo de una familia de origen sirio.
En su última novela El pianista que llegó de Hamburgo (Cangrejo Editores, 2012) el escritor colombiano Jorge Eliécer Pardo retoma este tema que ya estaba presente en su ópera prima, enriqueciendo la literatura sobre migraciones y desplazamientos.
El pianista que llegó de Hamburgo narra el largo viaje que hace el músico Hendrik Pfalzgraf desde su ciudad natal a Colombia. El joven Hendrik es una de las víctimas del holocausto nazi, que ante la posibilidad inminente de terminar en un campo de concentración, se embarca a América y se instala en el tradicional barrio La Candelaria de Bogotá.
El destino de Hendrik estará marcado por un hilo negro e invisible, que no cesa desde su partida de Alemania hasta cuando llega a un país suramericano marcado, así mismo, por el signo de la muerte. Hendrik es un artista romántico que desea un mundo mejor para poder servirle a la humanidad, pero el destino, que es fatum de la historia, lo sumerge y lo ancla en un mundo donde la violencia y la muerte están a la orden del día.
Desde su llegada a Bogotá, Hendrik se propone crear una escuela de música y enseñarle el arte de las musas a los niños y jóvenes de la ciudad, pero enseguida, se encuentra con un país xenofóbico y provinciano donde sus dirigentes e intelectuales (verbigracia, el inefable Canciller Luis López de Mesa de la época que aparece en la novela), mantienen una posición intolerante hacia los inmigrantes judíos, que llegaron por Barranquilla, huyendo de la guerra europea, en los años cuarenta. Como Geo von Lengerke, el personaje de la novela de Gómez Valderrama, Hendrik quiere huir de una guerra, y se encuentra con otra: la interminable guerra colombiana.

Pero la novela de Pardo no sólo se detiene en describir el periplo tanático del joven músico Hendrik, sino que a través de éste, nos va mostrando la historia de una ciudad y de un país, en el siglo pasado. Aquí, historia y ficción literaria se unen como una pareja indisoluble, para poner al desnudo las heridas profundas de una nación, que siempre se ha resistido a la modernidad. Cuando hablo de modernidad, no me estoy refiriendo aquí a la modernidad material sustentada en los autos, los electrodomésticos o los Black Berry que consumimos a diario, sino a la modernidad de las ideas, que siempre ha sido avara en nuestro país.
En la novela del escritor tolimense, a Hendrik le toca sufrir el ominoso episodio que sufrieron los cientos de judíos, que estuvieron presos y bajo sospecha, en el Hotel Sabaneta de Fusagasugá; sobrevive en el barrio La Candelaria a la turbamulta enardecida, que ante el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, decide vengar la muerte de su líder; pasa una pequeña temporada en infierno, en los LLanos Orientales donde se iniciaron las guerrillas colombianas; es testigo del ascenso del grupo M-19 en la década del setenta; del auge del narcotráfico y del paramilitarismo; cerrando su ciclo tanático, en la famosa calle del Cartucho de Bogotá, a donde van los deshechables de la sociedad.
El pianista que llegó de Hamburgo representa el fatum trágico de los hombres, que queriendo robarle el sol a los dioses -como Prometeo-, sucumben ante la historia, que no perdona ni a los músicos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario